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Mostrando entradas de 2024

La forma de las ruinas

“Fiera venganza la del tiempo Que le hace ver deshecho lo que uno amó Este encuentro me ha hecho tanto mal Que si lo pienso más termino envenenao Esta noche me emborracho bien Me mamo bien mamao pa' no pensar”  Enrique Santos Dicépolo     Orlando llegaba a la casa y ese día siempre era de fiesta, los longplay de 33 y 45 RPM estaban siempre listos: tangos y boleros, algunos de música colombiana, otros de música romántica tocada con orquesta. Se tomaba aguardiente y se jugaba parqués y ajedrez.   Mi abuelo lo recibía como si fuera su más querido compañero y todos los demás, gozábamos de su buen humor y del ambiente que traía la visita.   Cuentan mis tías y mi abuela (no se si me lo estoy inventando o fue un delirio febril) que ellos fueron como hermanos, empezaron en Aguadas Caldas el negocio del ron envuelto en fique que vendían a los franceses. Mi abuelo era del valle del cauca y mi abuela de Aguadas, como siempre pasa, se enamoraron y el papá de mi abuela no le...

En un caserío al lado de un raudal.

"Según la pequeña historia, tantas veces más próxima a la verdad que las escritas y publicadas con H mayúscula, cinco médicos rodeaban la cama de la moribunda. Y los cinco estaban de acuerdo en que la cien cia tiene sus límites." Ella - Juan Carlos Onetti. Tres episodios marcaron mi infancia, el asma, los libros que mi hermana no leía y los remedios que mi madre me hacía tomar. Por el asma que padecía debía mirar por la ventana los juegos de niños que yo no podía hacer, pues el clima y las actividades agitadas me envolvían en un estado maligno próximo a la muerte, los libros que mi hermana no leía yo los leía, quizá para que ella sintiera furia de ver mi complacencia con algo que ella nunca entendería, esa era mi venganza, esa era la manera como mi rabia podía salir sin que me tuviera que agitar y así tomar revancha por su buena salud y por las complacencias de mi madre.   El primer libro que dejó a medias mi hermana fue El discurso del método, de René Descartes, lo pidieron ...

El flaco Menotti.

"Nuestras vidas realmente no nos pertenecen, pertenecen al mundo, y a pesar de nuestros esfuerzos por darle un sentido a éste, el mundo es un lugar que va más allá de nuestro entendimiento."  Paul Auster   Nací en 1978 y no vi nada de ese campeonato mundial, tampoco lo vi jugar, menos dirigir, el mundo era otro mundo y el fútbol era otro fútbol. “El Flaco” ya lo había hecho todo cuando apenas yo despertaba a la vida.    En 1986 estaba en el campo, en Concordia Antioquia y veía como “El Pelusa” llevaba a la Argentina a su segunda conquista del mundo. Nunca lo voy a olvidar, estaba sentado en medio de palos de café, mazorcas en las piernas y un televisor sin colores viendo el triunfo de los latinoamericanos, Maradona se quedó siempre en mi, por siempre y para siempre.   En 1989 en noviembre cayó el muro de Berlín, pero para mi corta edad lo importante era que en 1990 se jugaba el mundial de fútbol en Italia. El mundo no sería el mismo y todo lo que significaría It...

Una vez que una cosa se ha ido, es el final

  “Nada dura, ni siquiera los pensamientos dentro de ti. Y no debes perder tu tiempo buscándolos. Una vez que una cosa se ha ido, es el final”.   El país de las últimas cosas - Paul Auster     Como sucede con muchas cosas que son buenas y justas, lo conocí por casualidad, sobre todo porque mi desinterés por los escritores modernos es constante y me pierdo en aquellos más “viejos”, puede ser una comodidad anodina o una falta ridícula de experimentación en la literatura, que me gobierna.   Elena, la profe, en un cambio repentino, decidió que leyéramos a Auster en lugar de a Le Clézio. Algunas veces como para muchas cosas como se dice, hay que llegar tarde, como al tango… hay que haber vivido. Tarde llegué a él con “el país de las últimas cosas” y fue un buen descubrimiento y cuando digo bueno, lo digo porque en él uno se acerca al espíritu.   Tracé cruces con Onetti, Tolstoi, con Kafka, con  William Faulkner, con Chéjov, nunca me atreví con Joyce ni Prou...

Limonadas en tazas de loza China

  "La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento de los hombres"  Nietzsche   Joaquín no lo vio o no quiso ver, el río se lo dijo y como se ven las cosas que se escuchan, lo tuvo que ver pasar, ya sin hacer mucho. La tierra quedaba lejos y caminar se hacia lento, la mula llevaba carga y montarla ya era injusto, quitarle peso no era una opción. El sol rugía con el viento que a veces era poco y otras veces era rápidamente escaso.   Dos partes del menaje colgaban del cinto, servirán si había agua, pensaba él. Antonio había muerto, lo tuvo que enterrar tapado con las pocas piedras que encontró, le sembró tierra encima, le puso un chorro de ron, tirado con desdén y siguió caminando sin mirar atrás, mascullando las lagrimas que no pudo disimular, Tomasa, la mula, lo miró y con vergüenza agachó la cabeza para no ser descubierto atragantado de ron, polvo y dolor, porque los hombres no lloran, se paran y siguen adelante.    De frente el pueblo era ...

Sol de medialuna

  Reconoció ese tono exacto de gris que sólo los miserables pueden distinguir en un cielo de lluvia; la delgada línea purulenta que separa las nubes, la sardónica luz lejanísima filtrada con ruindad. El Astillero – Juan Carlos Onetti.   La luz que pasa por el desfase de las cortinas brilla con intensa armonía entre el pálido y fingido mármol del piso que simula un río. El sol parece  agua que flota, es una bella imagen que sacude las ventanas y todo lo que toca, pero es también extraño cuando es el viento con su ligera brisa es el que invita a navegar al mismo sol, que inunda y seca casi todo.  Una determinada intensidad deja que ese batir del viento haga que el mismo sol de agua se convierta en luz, en esa luz que al  igual que los días, se va sucediendo de formas diferentes y uno del mismo modo, se vaya sucediendo en una rueda loca que gira sobre sí misma. Rayos diferentes de la misma luz solar caen sobre él, victoria y derrota; somos hijos de esa luz con cara...

Vamos tres. Seis con las sombras.

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  “ Por ahí llegará Justo Molina a la hora fijada, sobre su caballo alazán, arrastrando su sombra como si llevara un muerto seco al lado.  [Vamos tres. Seis con las sombras].” Cuentos de Zona Torrida – Manuel Mejía Vallejo.   Yo nunca supe si lo iba a conocer y nunca lo hice, lo hice después, por metido y sapo como decimos en Antioquia. Ya no estaba vivo, pero estaba aquí en todos lados y en todas las personas que si vivieron con él. Bien se sabe que en la ausencia se hace más persistente la presencia. En 1998 cuando por fin entré a la escuela de Artes de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, me recibió por primera vez Javier Restrepo, tampoco sabía quíen era él. Finalmemte todo estaba conectado.  Javier fue un pintor muy importante para el mundo insipiente de la pintura en Medellín, junto con Dora Ramírez innovaron en el arte Pop en una ciudad pacata y falta de conceptos en la Medellín de su tiempo. Fue mi profesor de Bidimencional, así se le decía al dib...

Como cuando llueve y escampa

 “El lenguaje es la casa del Ser. En su hogar habita el hombre. Los que piensan y los que crean con las palabras son los guardianes de este hogar.” – Martín Heidegger.     Era temprano, había decidido trabajar de nuevo como empleado. Llevaba tiempo ya trabajando en una agencia de publicidad y luego de free lancer, hacía trabajos para el gobierno y para una agencia de publicidad muy conocida.  Me ocupaba del trabajo sucio, el que no le gusta a los creativos, ni a los ejecutivos. Luego, hacía lo de los creativos y lo de los ejecutivos. Total, como pasa con todo en la vida, se acabó y el negocio se fue y la plata de los ahorros se terminó.  Tocó volver a buscar trabajo y terminé ganando 3 veces menos de lo que ganaba, trabajaba 12 meses del año y no ya 8, como acostumbraba. De vuelta a una sala de edición, un sábado a las 9 de la mañana llegó un señor, con pelo largo y sombrero. Olía a cigarrillo con tinto y ropa limpia. Ese día nos conocimos.   Con mucho resp...

Para Mercedes, por supuesto

  "¡Oh, Dios! podría estar yo encerrado en una cáscara de nuez  y me tendría por Rey del espacio infinito"   Hamlet   (acto II, esc.II)     No hace mucho conocí la historia de un niño en Monterrey estado mexicano de Nuevo León, que fue descubierto por sus profesores vendiéndoles amigos imaginarios a otros niños de su escuela. Ya había vendido una docena. Y los había cobrado. También recordé un breve pasaje de un cuento de Julio Cortazar en el que “Un hombre vendía gritos y palabras, y le iba bien, aunque encontraba mucha gente que discutía los precios y solicitaba descuentos. El hombre accedía casi siempre, y así pudo vender muchos gritos de vendedores callejeros, algunos suspiros que le compraban señoras rentistas, y palabras para consignas, eslóganes, membretes y falsas ocurrencias.” Hay algo de divino siempre en lo humano que mueve siempre a lo elevado, así esta realidad mezquina y terrible nos deje en el abandono total de un ahogo sin consecuencias...

María Martha

“Porque aunque envidio a los que pueden hacer literatura con los dramas ajenos, yo sólo puedo alimentarme de mis propias entrañas.” Piedad Bonnett.     Pronto regresaré de una ausencia breve, los que he dejado, no la han notado. En el mar es mejor la vida decimos los del interior, pero aquí la ciudad parece peligrosa, también ruin. El sonido de las olas es claro, nadie puede resistirlo y uno se deja llevar por ese susurro perpetuo. A veces pareciera que extraño el lugar de donde vengo, como si entre los dos algo pesara, como si en su corazón yo pudiera habitar, pero es mi débil insistencia la que perpetúa su querer, el mío y su mal querer, el suyo.   Cada vez que salgo de la ciudad voy en busca de algo, pero termino encontrándolo en casa, donde he dejado todo. Ella está en esa ausencia breve y yo, lejos, cada vez más lejos.    El mar prolonga su sonido, mientras la lancha avanza amenazando el arrullo de las olas, no puedo dejar de ver la distancia que me separa ...