Epistolar

“Se escribe para dar vida, para liberar la vida allí dónde está presa, para trazar líneas de fuga” Gilles Deleuze. Cuando Nectali se fue a la Argentina, no teníamos manera de llamarnos, entonces nos envíabamos cartas por correo ordinario. Todo se demoraba lo que se tenía que demorar, las cosas llegaban con el tiempo de antes y uno atendia con especial entusiasmo lo recibido y así vivíamos, libres de lo que es pa´ya. Mi relación epistolar con Nectali terminó cuando decidió volver a Colombia, no sin antes enviarme como aviso de futuro, ya no una carta sino un casete de cinta magnética, cinta que aún conservo, el papel se perdió con los días, el sol y el agua. Y como siempre he sido un perdido de las causas que se sueñan, llegaron a mí dos historias, ambas cruzadas por la atrocidad de la guerra, que, en su bélica deformación de la vida, dejan ver lo vital que hay siempre en lo humano, sobre todo cuando lo vivo se escribe con tinta y con amor. Termina...