Luz de contacto
A Carlos Mesa.
“una cicatriz es también un albergue. yo la puedo llenar de sustancias o de pellejos cuando hay encuentros. siempre queda la marca así sean muy sutiles (se sabrá de la lluvia porque uno está mojado)”
Carlos Mesa.
La luz que pasa por el desfase de las cortinas, brilla con intensa armonía en el pálido y fingido piso.
El sol parece agua que flota, es una bella imagen que sacude las ventanas, pero es también extraño cuando es el viento con su ligera brisa el que invita a navegar al mismo sol que inunda y seca casi todo.
Una determinada intensidad deja que ese batir de cortinas haga que el mismo sol de agua, se convierta en luz, en esa luz que al igual que los días, se va sucediendo de formas diferentes y uno del mismo modo, se vaya sucediendo en una rueda loca que gira sobre sí misma. Hoy llueve.
Veo el paraguas naranja con negro que una vez me prestó Nectalí y que nunca le devolví y veo el paraguas como un gesto poético de contacto entre dos que se aman: La lluvia y uno.
“El paraguas no es algo como para yo poder salir y no me mojarme, no; el paraguas es precisamente un acto de amor: yo con el paraguas busco el contacto con la lluvia, cualquier niño lo sabe, uno sale es a mojarse y qué cosa extraordinaria, como es que somos capaces de inventarnos algo para que la lluvia nos toque sin que ella pase maluco, la lluvia también quiere tocarlo a uno, pero pasa maluco si lo hace de frente. Yo quiero la lluvia pero no me le pongo de frente, a veces es el sol porque un paraguas también es sombrilla. ¿de qué está hecho un paraguas? De lluvia o agua lluvia y uno, en sus gestos es una pequeña casa de los pellejos míos y de los pellejos de la lluvia, en paz… y no estoy siendo simplemente Heideggeriano. La lluvia pasa en paz y uno está en paz, es un contacto deseable, la sombrilla es una geografía fantástica de gran sensibilidad, puede llegar a ser compleja, porque en él se albergan nuestros pellejos. Puro contacto”.
La luz y la lluvia suenan y opacan, pero llenan con amor el espacio, puro contacto.
Yo he creído lo que no he podido tener y he tenido con soberbia lo que no es para mi, pero la vida siempre es generosa y dócil así la creamos mezquina e intolerable.
hoy que llueve estoy en contacto, si entendemos que hacer contacto es tocar algo, unir una cosa con otra, me siento contorsionado, si es verdad pues que quien se siente solo contorsiona buscando no estarlo, lo hago sabiendo que alguna presencia me permite estar tocado, estar en contacto.
En el cielo las nubes se han transformado lentamente, el viento fuerte y el cálido aire las ha hecho mover. En el agua, las piedras estáticas y sólidas dan una impresión de firmeza y pesadez, al menos eso pensamos cuando las vemos, que ellas son perennes y no se mueven, pero las piedras son tan poco firmes como las nubes y si uno mira bien, hasta las piedras fluyen, al fin de cuentas: todo lo sólido se desvanece en el aire.
¿Hasta dónde repta el egoísmo? Nunca pensé en que sentía la lluvia y hoy me entero y me disculpo.
ResponderEliminarPD: Devuélvele el paraguas a Nectalí… la evolución del sapiens pretendió mantener el cabello para cuidar a cada espécimen del sol.