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Mostrando entradas de febrero, 2025

GIO

  “Quizá porque ya no veo la felicidad como algo inalcanzable, ahora sé que la felicidad puede ocurrir en cualquier momento y que no se debe perseguir” Jorge Luis Borges   -Es un traidor!!! -Entonces cambiemos el nombre!!! Dijo María Alejandra. -No… muchos se llaman Adolfo, Nelson, Augusto, Fulgencio, Fidel, Gustavo o Nicolás y son buenos, dóciles como la seda, más buenos que el pan…   Se llama GIO, un Border collie hijo del fútbol. Y llegó como llegan las cosas buenas. Después de ganar el título esquivo en el 2022 el técnico prometió conseguirle un perro a María Alejandra y aprovechando una entrevista en la radio, dijo al aire que necesitaba para ella, un Border Collie.  Como era de esperar, llegó un “catálogo” de fotos y ella lo eligió.    Era como es, un alma buena, llena de energía insaciable y una mirada que hace que uno le quiera de manera instantánea y para siempre.   Ahora, como se iba a llamar, era la cosa… Se terminó llamando como alguien que...

Yo jamás leí a Onetti

“Si todos los caminos conducen a Roma, es porque los romanos de la antigüedad inventaron la construcción de las rutas como objetos estables.”   Gilbert Simondon.   Leer El Astillero es una experiencia que permite estar desubicado, es decir, no saber en donde uno esta parado, ni en el texto ni en el territorio de su contexto, esto parce confuso, pero así lo es, porque los espacio y los tiempos en El Astillero se “moran”, de tal manera que permiten que uno se “demore” en ellos y ese morar proyecta un tiempo que no es el de la narración el que contiene los sucesos , sino más bien, una especie de dialéctica del reposo el que lo va llevando a uno a permanecer en cada momento como si fuese el espacio el que se moviese y con él, uno, es desplazando.    La tierra se mueve y con ella los cuerpos se desplazan, ese desplazamiento marea,  incomoda, des-acomoda, ya que la narración es más espacio que tiempo, “bloques de espacio en lugar de líneas de tiempo” una fuga con...

Contá Maruja

  “Porque esos astros, cuya luz desmaya Ante el brillo del alma, hija del cielo, No son siquiera arenas de la playa Del mar que se abre a su futuro vuelo”.   Diego Fallon     Cuentan que la mandaron a bautizar y al regresar a casa, con otro nombre, porque al cura no le había gustado el que le mandaron a poner, su mamá ordenó que en adelante la llamaran Maruja.    Llegamos a Salamina, un pueblo arriba donde terminan las montañas y donde con gracias se ve bien cuando las nubes caen y cuando ellas se alzan vuelo. Nunca supimos si fue una casualidad o como bien se dice en refranes de por estos lados: “la tierra llama” y aquí estábamos.   “Vivimos como si estuviésemos atravesados por torrentes de conceptos y sentimientos turbios, movidos por vagos criterios, inmersos en una especie de inconsciencia  aceptada como inevitable o buscada como una coraza contra el horror de vivir” y de eso, de ese turbio pánico pareciera ser que brota aquello que la vida no...